Lamerá lo que esté dispuesto o crea necesario.
Para eso el ministro es quien decide; a quien no le guste...


Menos hablar vestido de uniforme, en un acto oficial y diciendo cosas que sólo corresponden decir al ministro de Defensa - se llame como se llame - como ya hizo cuando el plan Ibaretxe.
En su casa, en el bar o en la biblioteca que diga lo que quiera.


No levantó tantas ampollas porque hasta ahora los problemas más graves los han creado militares iluminados.
Los políticos a veces mienten o roban; los soldados usan armas de fuego...

El TC será pues obviado saltándose lo que tanto defiende.
Si el militar se cree con el derecho a decidir lo que se debe hacer llegado el momento, tal vez no sepa para que sirve el TC y obvíe el trámite que recoge la Constitución para cualquier ley. Incluido el Estatut.
Nada que ver con prejuicios...