sin ánimo de enredar, a mí, tanto Alonso como Gibernau, me parecen nuevas versiones del grandioso Olano, a quien ya sabemos, como decía su señora, se le había puesto el mundo en contra, los dioses a sodomizarlo y unas cuantas chinchetas para hundirlo, además de un tal Induráin que, como todo el mundo sabe, era un pelota y un creído

luego se fue Induráin y... Olano, ¡oh dioses!, Olano for ever

saludos