Raro es el grupo que con el tiempo no haya pasado de ser lo-mejor-del-mundo-mundial a sonar repetitivo, empalagoso o pedantón. Bueno, y no sólo los grupos recientes, que de esto ni los clásicos más clásicos se libran (vaya, si pasa con Mozart con quién no pasará).
Supongo que también algún vigilante de sala en El Prado acabará odiando La Fragua de Vulcano de tanto ver la pintura, y a algún francés le pasará lo mismo con la Monna Lisa si tiene que soportar 8 horas al día en una sala abarrotada de gente sólo por ver un cuadro. O si te lees 15 veces el Quijote seguramente terminarás peor que el Quijano.

(Atención, momento cursi) Es que si una obra de arte no te hace sentir algo, no es nada . Y, claro, no vamos a estar sintiendo lo mismo, o recordando un sentimiento que ya ni tenemos, toda la puñetera vida...