Lecter, llevas razón. Joseph Ratzinger fue el motor ideológico del anterior Papa. Es una persona con una muy sólida formación teológica y vocación pastoral. Sus aportaciones en el Concilio Vaticano II fueron determinantes.
Lo cierto es que ha dejado claro que no va a decir lo que queremos/quieran oir, sino lo que piensa, lo cual puede ser políticamente incorrecto.
Su nombramiento se puede considerar como un agradecimiento por servicios prestados (ha vivido, con este, tres cónclaves), y desde luego es un Papa de continuación/transición... entre otros, por su edad, detalle que no se le escapa a nadie. Probablemente no proclame más de una o dos encíclicas.
A la vista del legado de Juan Pablo II (se puede o no estar de acuerdo, pero es innegable), era muy difícil encontrar alguien con similar carisma y capacidad de movilización, por lo que lo más adecuado ha sido optar por el ideólogo del anterior.
Dicen sus detractores que es el "jefe" de la Congregación para La Doctrina de la Fe (antes llamada Inquisición) y por tanto un Torquemada. Yo personalmente creo que esto hay que ponerlo en perspectiva: a ninguno de nosotros nos puede quemar aunque quisiera (cosa que dudo). Lo que sí entra dentro de sus funciones son los "asuntos internos", con los que, hasta donde se conoce, es especialmente crítico.
Veremos lo que nos depara, porque aunque no me gusta personalmente, me parece una buena elección.
Saludos,
Eco