Me ha llegado esto... que tendría que corroborar...
En 1714, Barcelona tenía 37.000 habitantes. Madrid, 120.000. Cádiz, Sevilla, Bilbao… duplicaban en riqueza y población a Barcelona. El comercio de Indias estaba monopolizado por los puertos del antiguo Reino de Castilla y Cataluña era una región pobre.
Felipe V decidió que fuera Barcelona quien recibiera esas mercancías ultramarinas. Consecuentemente, los puertos y ciudades del Atlántico se empobrecieron y Barcelona se enriqueció enormemente. En cincuenta años cuadruplicó su población. A finales del XVIII tenía 130.000 habitantes. Cataluña entera se benefició de ello. Por cédula real, el comercio de esclavos entre África y las Indias quedó en manos de la burguesía catalana, en régimen de monopolio. Los pingües beneficios de esta lacra sirvieron para crear la industria textil catalana.
Ésta no hubiera despuntado sin una ayuda real. Ésta consistió en fuertes aranceles (Siglo XIX y parte del XX) a los productos textiles ingleses y flamencos, de mayor calidad e inferior precio. La vara de paño flamenco pasó de costar 2 pesetas a costar 6 pesetas en el mercado español. Era la única manera de que los paños catalanes se vendieran a 5 pesetas la vara en el resto de España. Países Bajos y la Gran Bretaña no permanecieron pasivos e incrementaron sus aranceles a los productos que exportaba España, que eran la lana y el trigo de Castilla. La consecuencia fue que ni la una ni el otro pudieron seguir vendiéndose allí. El consiguiente exceso de oferta de trigo en el interior de España hizo que pasara de venderse a 10 pesetas la fanega a 5 pesetas la fanega. Ello supuso la ruina de los cultivos marginales y el empobrecimiento general de Castilla. Los españoles (incluidos los catalanes) compraban trigo y lana más baratos y paños más caros. ¿Resultado? Empobrecimiento de Castilla y enriquecimiento de Cataluña.
Pero eso no fue todo. A partir de 1939, el régimen de Franco derivó gran parte (40%) de las inversiones del INI a Cataluña – SEAT incluida -, el 20% a las provincias vascongadas, 20% a Madrid y 20% al resto de España. Las consecuencias son de todos conocidas.
¿Lecciones?:
El que no llora no mama.
Toda intervención del Estado es perjudicial para alguien.
Los aranceles son una mala idea. Pero no para todos.
Y de “Espanya ens roba”, nada. Es justo al revés. El próximo robo será la condonación de la deuda catalana. Y si no, al tiempo. La quinta columna ya está en ello.