Yo he notado un cambio en sentido opuesto al que comenta Reverte en su artículo; un aumento de la comprensión por parte de los pacientes, un poquito más paciencia, un "si no nos vemos, buenas fiestas", una cierta cordialidad... pero me parece que es porque se dan cuenta de que la cosa se acaba...como el novio estúpido que después de decir algo absolutamente terrible que hace saltar las lágrimas a su pareja, tal vez por último vez, le llama "cariño"... ojalá me equivoque.
Trabajadores de una decena de hospitales catalanes protestan contra los recortes