La concertación de prestaciones privadas con presupuesto público es algo generalizado, teóricamente justificado por déficit estructurales (falta de camas de agudos en invierno), costes menores (cama de crónicos que en hospitales públicos soportan gastos de estructura y personal más altos) y gestión rápida de listas de espera quirúrgicas de baja complejidad.

Todo ello puede estar muy bien utilizado o muy mal utilizado, si los quirófanos no rinden y quienes operan en los concertados son los mismos, tate aquí hay tomate. Si las estancias de los crónicos se multiplican por x respecto a lo esperado, tate. Si la gestión del hospital no lo orienta a la ambulatorización de procesos, no lo dota de hospitales de día amplios, no incorpora consultas de alta resolución, y tira de concertados, tate.

Por tanto, nada en si es malo o bueno, solo su uso y su control, y esto es lo que falla. No se puede plantear reducción de plantillas en hospitales, de sueldos y de jornadas especiales para reducción de demora y mantener o aumentar la actividad concertada, tate.

En Cataluña, desde siempre, se ha funcionado integrando a los hospitales privados y fundaciones en la provisión de servicios, algo similar a lo que solicitan en Galicia, la llamada Xarxa Hospitalària d'Utilització Pública de Catalunya (XHUP) justificada por la existencia de un número de hospitales de capital privado con cierto nivel, un mutualismo desde el s. XIX y doble aseguramiento muy extendido, que evitaba tener que construir y gestionar en zonas donde la cobertura ya existía con ese modelo.

Pero esto no es lo que sucede en otras comunidades, probablemente en Galicia existan hospitales, y otras estructuras sanitarias públicas, sufientes y la incorporación a la red de esos privados solo conlleve beneficios para estos, que también están pasándolo mal. Espero que Núñez Feijoo, que fué Director General del INSALUD con Romay y conoce de primera mano de qué va el tema, no le vendan la moto, o mejor, no se la quiera vender a los gallegos.