Cita Iniciado por curtis

En fin, JUK te figuras que pudiesemos quedar después de comer a ver al calor de la catalítica en "Especial Vacaciones" una peli de Godzilla (en ByN por supuesto) ... comernos un pastelito bimbo y con mucha suerte tal vez una coca-cola para los dos ... claro ... y cuando acabe la peli sacar los Madelman (los de Geyper, claro) y montarnos un safari en Africa, con tienda, Jeep y todo ... luego si tenemos un ratito nos bajamos a tirar unos petardos ... eso si, con las botas de agua que creo que ha nevado. Uf ... que "adultos" somos.

Saludos.
Desde luego no hay periodo más feliz de la vida de un ser humano que la infancia. Evidentemente me refiero a una vida “normal” casos distintos los hay. Esa inocencia esa ignorancia respecto del mundo que les rodea y los problemas que encierra y que los adultos se encargan de provocar y/o sufrir y lamentar así como los propios acontecimientos tristes de la vida, los problemas propios de la existencia diaria. Realmente en muchos casos o periodos de tiempo la propia alegría de nuestra existencia cotidiana se fundamenta en periodos breves de ausencia de problemas cotidianos o extraordinarios, casi más que por acontecimientos dichosos. Es lo contrario de una vida infantil, en los que los periodos de alegría y diversión copan casi todo su horario “laboral” y de ocio.
Esto último ocurre cada vez menos. Los niños son transmutados en adultos en cuanto tienen algo de capacidad de interacción. Lo cual no quiere decir que tengan la mejor educación.

Pero y como dices Curtis… se imagina alguien hoy en día a unos niños jugando con unos palos al modo de espadas o de fusiles o de remos. O recogiendo cajas y tablas para hacerse unas casitas? O simplemente jugando a juegos de grupo como “la araña”, “la cadena”, el carabín carabán que miro ya, canicas… Hoy en día todo está manufacturado. Hasta los juegos. Los niños pierden imaginación… o se la hacemos perder?
Yo nací en Pamplona. Mi infancia transcurrió en un barrio de las afueras. Una ciudad pequeña permite cosas que tal vez una grande o vivir en el centro no permite. De crío las escapadas al monte San Cristóbal que tenemos al Norte eran casi diarias. Cabañas, partidos de fútbol en campos en césped “natural”, persecuciones entre grupos de niños, balsas para navegar en el río Arga… Y sin embargo no éramos niños problemáticos, al revés.

Cada día los niños son menos niños. Les hacemos perder ese tiempo de mayor felicidad. Les acercamos demasiado pronto a la vida real… vida de la que paradójicamente frecuentemente queremos escapar o cambiar. De niño quieres ser mayor. De mayor muchas veces querrías seguir siendo niño. Por qué les plastificamos la vida entonces?


Botas de agua dices? Vaya competencia teníamos de ver quién las tenía más grandes (las botas degenerados) para poder meterse en los charcos o balsas más grandes. Y que gran sobresalto cuando topabas con agujeros en el suelo y el agua penetraba en el interior de la bota (pantalón y calcetines chirriados) frente a nuestra pasividad y pensamiento inmediato en el comentario de nuestra madre y la implicaciones que podría tener en “bajar a la calle” al día siguiente…


Nostalgisaludos


edito por burro