Como ya se sabía existe una pléyade de argumentos a favor y en contra de la tauromaquia. Yo tiendo a simplificar el problema, porque para mí no se debate sobre si el toro muere o no muere o si sufre o no, sino si muere en la plaza o en un matadero. A mí no me convence lo de la tortura – que no significa que el animal no sufra- porque lo que yo entiendo como tortura es otra cosa.
Donde yo si encuentro una profunda discrepancia es con todo ese discurso de las sociedades evolucionadas y los pueblos cultos y todo ese rollo que me parece completamente falso. Uno puede ser anti o pro al margen de su valoración como persona o ser social. De hecho yo creo que en el mundo del pensamiento, las artes y la cultura puedes encontrar a más gente taurina que anti taurina, así que eso de querer poner a la gente aficionada como unos garrulos sanguinarios es sencillamente falso. Que no está de más recordar que grandes asesinos eran unos grandes amantes de sus animalitos. Querer a los animales es fácil, lo difícil es querer a los seres humanos, que tienen dilemas, compromisos y profundas contradicciones que nunca vas a encontrar en un animal.
Desde luego los prohibicionistas se han cubierto de gloria con lo que ha pasado en Cataluña al salir corriendo el parlamente catalán a escasos días de prohibir los toros para blindar los correbous como bien cultural propio. Como ya se ha comentado por aquí es evidente que el sufrimiento animal no es lo que estaba detrás de esa ley sino el tocar las pelotas un rato. ¿Dónde están esas iniciativas populares contra los correbous?, ¿y las manifestaciones de todos esos que no pueden soportar ver sufrir a los pobres toros…?
Y luego tenemos el tema científico que mucho estudio y mucha mandanga pero estoy esperando todavía que alguien me conteste porque es más importante la vida o el posible sufrimiento del toro comparado con el del pez que está pescando con sus nietecitos el abuelete o el cuñao de turno. Ese espectáculo lamentable que se práctica a pleno luz del día en lugares públicos – vestidos de mamarrachos por cierto- en una actividad vergonzosa y lamentable, que aquí insultar sabemos todos. Vamos a ser serios y antes de ponernos a legislar y prohibir actividades que al menos aportan algo al colectivo popular estudiemos cuales son las actividades que de verdad serían más beneficiosas para el sufrimiento animal, tanto en calidad como en cantidad.
Menos mal que las votaciones lo arreglan todo, aunque como decía aquel parlamentario inglés si se pudiera cambiar algo votando estaría prohibido de antemano.
Saludos