Yo he trabajado en Alemania en varias ocasiones. Principalmente en Frankfurt, pero también en alguna otra ciudad.
Había un viejo chiste sobre un capitán de barco que ante una amenaza de naufragio tiene que desalojar a cuatro nacionalidades: británicos, franceses, alemanes y españoles/italianos. Al hombre se le ocurre decir a los británicos que para jugar limpio deben saltar la barandilla; a los franceses, que lo inteligente es saltar la barandilla; a los alemanes les ordena saltar la barandilla, y a los españoles/italianos les dice que está prohibido saltar la barandilla.
A veces, trabajando en Alemania con responsables alemanes, tenía la sensación de que me estaban ordenando constantemente saltar la barandilla, y que no eran lo suficientemente hábiles para darse cuenta que yo podía dar mucho más al proyecto, si alguna vez me dejaban que saltara esa otra barandilla que estaba prohibida.
En definitiva, que no me gusta trabajar en Alemania.
