En mi caso, había quintas desde el 57 al 67, más o menos, pero tampoco me pude comparar mucho, estuve en el recinto cinco minutos escasos (no esperé esos diez minutos sentado tras el pinchazo, que lo único que hacen es incrementar el riesgo de contraer el virus, en mi opinión). Fue todo muy eficiente.

Con las escasas personas que coincidí, me pareció que los caballeros estábamos para el arrastre, y a las señoras se las veía muy airosas.