Si no digo que no la respetes, se que lo haces exactamente igual que yo. Lo que pongo en duda es que cuando la gente acude a las urnas, antes de depositar su voto, repentinamente se vea envuelta en un aura de divina sabiduría otorgada milagrosamente por la divina Atenea.
Y ahí tenemos como ejemplo la respetable voluntad popular del pueblo alemán en las elecciones de 1932 en las que ganó Hitler.
Así que digamos que no siempre los votantes eligen sabiamente.