El problema para reformar la Constitución, y no dígamos ya para temas que vayan por la vía del 168, es que se necesitan consensos amplios, tanto en las Cortes, como en la sociedad, para llevar a cabo dicha reforma.

Ahora sí que existen fuerzas políticas y sociales que quieren cambiar la Constitución, pero cada una en un sentido diferente. Y eso es imposible.