EL 27-O: ¿Hubo golpe de Estado?
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27O. El 26-O había quedado claro que la dinámica iniciada el 6-S y el 7-S –ojo, no antes; el procés no había dado, en los 5 años anteriores, ninguna prueba o indicio de su desobediencia– había concluido sin nada de lo esperado. Lo esperado no era la indepe. Era B) construir un objeto con el que negociar. Habían jugado fuerte –o, al menos, más fuerte que nunca–. A cambio de una A) muy grande, y una B) pequeñita, el Govern se había expuesto a lo que creía que era el delito de desobediencia. Es decir, según sus cálculos, a penas de inhabilitación y, en el peor de los casos, multas millonarias. A tal efecto, algunos de sus miembros habían simulado separaciones matrimoniales ante notario, a fin de garantizar su patrimoni. La sociedad tuvo, en todo caso, menos herramientas. El Govern había expuesto a la sociedad al cargo de desobediencia, con la consiguiente inhabilitación de alcaldes. Algo dramático si el alcalde era funcionario –estadísticamente, lo es; estadísticamente, son maestros–. También habían expuesto a un grueso social a una violencia de la que la sociedad no estaba informada. Piolín, a estas alturas del partido, eran unos 17.000 agentes. En la frontera, o como se llame, de Aragón, estaban dispuestas fuerzas militares preparadas para reconquistar Perejil. Hubo movimiento y labores de limpieza en un antiguo cuartel de Sant Boi –cinturón de BCN–, provisto de celdas individuales. Se suponía que eso iba a ser el Intxaurrondo del futuro sobre el que se reenvagelizaría Cat. La situación era tan grave –no sólo había una sociedad utilizada como escudo humano por parte de un Govern irresponsable y sin conocimientos, sino que la inminente aplicación del 155 suponía desprecintar una dinámica imprevisible que afectaría a todo el Estado–, que hubo movimientos. Desesperados e in extremis. Iglesia, políticos extranjeros, patricios de BCN, Miquel Iceta, Urkullu, Iglesias intentaron mediar entre Govern y Gobierno. El grupo que más lejos llegó –Urkullu+Iceta+patricios+Iglesia– consiguió un pacto con el Gobierno. Mono. Se aprobaría el 155 en el Senado, pero no se estrenaría, a cambio de convocatoria de elecciones autonómicas. No fue posible.
LO IMPOSIBLE. ¿Por qué no fue posible? Por varias razones. La principal: A) Esto era, en esencia electoralismo. Rajarse, con las reglas propagandísticas creadas en 5 años era, para el PDeCAT, darle la mayoría en las siguientes elecciones a ERC. Y no queremos eso. Por otra parte, se dieron cita los grandes ingredientes de la élite del procés: la selección negativa y la escasa preparación. El Govern no entendió la esencia de la política esp en los últimos 40 años. El pacto de caballeros. Pidió –mare de Déu– el pacto de caballeros por escrito. Además, pidió más cosas, como apañar las futuras condenas –creían aún que sería por desobediencia–. En defensa de los cracks procesistas, se debe decir que había precedentes anteriores en la disciplina de mangoneo judicial en aras del pacto político –Banca Catalana–. Pero que, en todo caso, aludían a otra época y a otra situación, lo dicho, lejana. Desde 2011, desde la contestación ciudadana del 15M, desde la reforma constitucional exprés, desde la Ley Mordaza, ya no estamos en el R'78, la cultura política de la élite procesista/la única que conocen. La incapacidad para ver y reconocer un pacto de caballeros, la incapacidad para leer la realidad salvo en los términos propagandísticos creados, la incapacidad para saber leer al Estado, la incapacidad para pensar más allá del rédito electoral, fue la explicación por la que el 26-S se decidió apostar por la DUI. Es decir, que el 27-O se proclamara en el Parlament una DUI. Sin discursos, sin épica, sin medidas, sin nada. Una DUI, por otra parte, sin DUI. Un juego de espejos en el que no se declaraba ninguna República. Un documento que ni siquiera era una DUI y que, leído por cualquier otro Gobierno –cualquier Gobierno europeo, entre ellos el esp– era un ruego a voces para que no se reconociera a un Estado que ni siquiera se proclamaba. Un canto al mundo de que esto iba, solamente, de A).
GOLPE DE ESTADO. ¿Cómo es posible semejante cúmulo de chapuzas y desplanificación, incluso para evaluar las consecuencias penales y personales de los implicados? Sí, selección negativa, incapacidad, deshonestidad. Pero también otra cosa. Una dinámica. Los politólogos anglosajones denominan Group Thinking a las decisiones de grupos de élites encerradas en una habitación. Metafórica. Se trata de meditaciones y decisiones elaboradas por un grupo pequeño, cerrado, autorreferencial, sin aire fresco, sin otras tomas de contacto que ellos mismos, en un crescendo de autoafirmación y para-realidad. Decidir invadir Cuba, convencidos de que los cubanos y cubanas saldrían a la calle a acabar con Fidel, y no a defenderlo, como así fue, fue la primera aplicación, en tiempos, del concepto Group Room, tan Kennedy. Se ha hablado mucho de Golpe de Estado virtual. Pero un Golpe de Estado, a diferencia del sexo o del hambre, jamás es virtual. Tiene repercusiones. De Estado. Generalmente, suponen una rebaja de herramientas, de efectividad y de cultura democráticas. Se ha utilizado, así, el concepto Golpe de Estado aplicado al Govern y Parlament cat. No creo que hubiera golpe alguno. Un grupo de frikis, organizado en Group Thinking, es un peligro moderado para la democracia, más si se piensa que copan algo parecido a una Diputación I+D, denominada Comunidad Autónoma. Es más, en su día describí en tiempo real esta mezcla de selección negativa, de incompetencia, de escasa cultura democrática, de propaganda, de desobediencia no sostenida y de Group Thinking, encaminado, todo ello, a conseguir un objeto con el que negociar/B). Es decir, era posible describirla. Era posible por tanto, dialogar con ella. Era posible saber que no era un Golpe de Estado, sino una pantomima. Que no se hiciera en los grandes medios, no significa que los grandes medios, el Govern, el Gobierno, el rey, no supieran que eso no era un Golpe de Estado, sino una chapuza sustentada en un hecho real: la imposibilidad de la política en Esp. Es más, sabían que, tras esa desobediencia burda y caótica e impredecible, no había nada, salvo un problema político. Es decir, sensible de ser solucionado por la política. Pero el Estado decidió suspender la política y sustituirla por las amenazas y la vía penal dura, equiparando la pantomima cat a lo de Tejero. Tampoco esto fue un Golpe de Estado al uso, aunque desde luego fue menos virtual –es decir, tuvo repercusiones de Estado– y se decidió en otro Group Thinking.
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