Ciertamente, puede haber otros motivos. Y, en cualquier caso, un porcentaje de los ciudadanos catalanes, que no sé si es 15%, el 20%, o el 25%, prefieren la independencia de Cataluña, aunque a continuación las cuatro provincias se desgajaran de España y se hundieran en el mar Mediterráneo, como una nueva Atlántida.

Pero no se puede ignorar que esta ola de independentismo con dos millones de votantes, viene fundamentalmente de la huida hacia delante de CiU, que perdió por el camino la 'U', pero conservo a muchos de sus simpatizantes durante el giro hacia la independencia. Si eso giro no se hubiera producido, ahora no habría tantos ciudadanos votando opciones independentistas.

Y lo peor del asunto, es el engaño. Hacer creer a muchos ciudadanos que la independencia, además de transformar Cataluña en el país de Jauja, era algo sencillo de obtener, y que el resto de España y la UE estarían esperando con los brazos abiertos al nuevo estado. Que bastaba con desearlo, y ahí estaba.

El choque brutal con la realidad, todavía no ha sido digerido. Es difícil de asumir, como vemos ahora cada día en las calles, y en las ruinas del Parlament y la Generalitat. Pero es un ejercicio inevitable, y cuanto antes se haga, mejor para todos.