La contra utopías o distopias pertenecen a una corriente de la literatura genuina del siglo XX, como una corriente complementaria y alternativa a la utopía, término acuñado en el inicio del siglo 16 por Tomás Moro. Las diferencias entre ambas son las que hay entre un sueño y una pesadilla, ambas basadas en predicciones (o mejor dicho, presagios) de carácter social y político que afectarán a la humanidad. El origen del género – aunque yo pienso que el germen ya se alumbra en la obra de Frank Kafka - se puede encontrar en la novela del 1921 “Nosotros” del escritor ruso Yevgueni Zamiatin, un claro antecedente del 1984 de Orwell. Desde aquí se pueden encontrar algunas obras distópicas paradigmáticas que han ejercido una fuerte influencia en la literatura y en el cine; el “Mundo Féliz” de Aldous Huxley del año 32, el “1984” de Orwell del año 48 y el “Farenheit 451” del año 53 que tiene varias semejanzas con el de Orwell en su tratamiento de la literatura y el lenguaje. Yo añadiría “La Naranja Mecánica” de Anthony Burgess del 62 como otra de las grandes distopías del género. Por supuesto que existen otras muchas grandes obras y autores (Philip K. Dick, M. Atwood, James G. Ballard !!!) pero que no han tenido el impacto e influencia de los más clásicos.
Esta larga e innecesaria introducción viene a cuento de lo que para mí es una de las mejores películas que he visto del género, el “Fahrenheit 451” de François Truffaut del año 66. No puede explicarlo muy bien, pero me parece una de los films más bellos (a falta de un mejor adjetivo) que he visto no solo de ciencia ficción, además de una atmósfera entre melancólica y esperanza. El diseño de producción me parece especialmente genial, casi a la altura de una Naranja Mecánica pero sin la meticulosidad obsesiva de la puesta en escena de Kubrick. Aquí todo tiene un aire de anacronismo retro futurista que combina elementos, objetos y vestuarios de varias épocas pero en un tono coherente. Los colores de las viviendas y edificios que mezclan los rojos, amarillos y naranjas flambeados, los vehículos, las ropas de los bomberos y los objetos y utensilios de las estancias. El tren mono rail, los lanzallamas, las cafeterías, los barrios residenciales. La uniformidad física de los bomberos, la insipidez de las esposas (que parecen iguales entre si)… El original de Bradbury es tremendo y además es un gran novelista y la película se mantiene bastante fiel al original aunque varía el rol de algunos personajes y la estructura cronológica de la narración. El libro es más rico y profundo en la descripción literaria de la supresión de la lectura y la búsqueda de la alienación social mediante la destrucción de la lectura pero la película es visualmente arrebatadora.
Por lo que a mi respecta tiene uno de los finales más impactantes que he visto, la de renegados sociales deambulando por el bosque mientras memorizan y se escuchan las frases de grandes clásicos de la literatura, como si de un océano de ideas y frases que representan la mejor esencia e historia de la humanidad, mientras se escucha una de las músicas más emotivas que realizó nunca Bernard Herrmann.
Como decía el propio Ray Bradbury: "La gente me pide que prediga el futuro, pero yo lo que quiero es evitarlo".
Saludos


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