No sé si esta puede ser definida como una película romántica tal y como se entiende, quizás sería mejor denominarla como romance entre dioses. La película se llama “Pandora and the Flying Duchtman” (Pandora y el Holandés Errante), la película del año 51 de Albert Lewin uno de esos directores que me vuelven loco y que pertenecen a esa rara estirpe de directores nativos norteamericanos tan cultos, literarios, refinados y artísticos que pasarían por ser realizaciones europeas (como Mankiewitcz, Losey, Kubrick, Lumet…).

Este film es como La Liga de La Justicia o Los Vengadores del cine mitológico, un crossover total, una mezcla de mitos, leyendas, semidioses y héroes en los que se acumulan tal cantidad de personajes memorables que son patrimonio de la cultura y de la mitología. La historia cuenta el encuentro entre Pandora Reynolds (Ava Gardner) con el Holandés Errante (James Mason) en un pueblo de la Costa Brava española, Tossa del Mar. Pandora de acuerdo a la mitología griega fue la primera mujer creada por el Dios del Fuego (Hefesio) a semejanza de las Diosas por orden de Zeus para vengarse de Prometeo, el titán que devolvió el fuego a los humanos.

El Holandés Errante a su vez pertenece al género de leyendas populares sobre un barco fantasma condenado a navegar incasablemente por la eternidad. Esta leyenda (que a su vez se considera una variante de la del Judío Errante) ha tenido tantas versiones y adaptaciones casi como obras realizadas sobre ella. En este caso el holandés es un capitán que toca tierra una vez cada siete años y puede ser salvado de la maldición si encuentra a un amor que se sacrifique por él.

Además de todo esto hay toreros de verdad (Mario Cabré), pilotos de carrera audaces, gitanos, cante flamenco y pescadores hablando catalán (!!!).

La película tiene una textura narrativa que se debate entre el cuento, la fábula moral y el sueño. La versión reinstaurada es obligatoria para poder admirar el color del original, casi parece una acuarela cinematográfica y cada plano es una maravilla plena de detalles maravillosos (Albert Lewin ¡!!).

Ava Gardner no es una actriz que se pueda decir que luzca desmejorada ante la cámara, pero en esta película es un escándalo, es casi irreal, uno se pregunta si las diosas pueden llegar a ese nivel de belleza. Es tan inevitable y creíble que no deje de provocar estropicios y catástrofes entre cada hombre que tiene el mínimo contacto con ella. James Mason por su parte está tan competente como siempre, en este caso con la fatalidad y pesar que arrastra en su continuo penar.



El rodaje como era común en aquellos tiempos con Ava estuvo lleno de incidentes y escándanlos, de hecho parece comprobado que Ava tuvo un tórrido romance con Mario Cabré, supongo que para meterse más a fondo en el personaje.

Ava tenía aspecto de diosa y lengua viperina. Es memorable su comentario de despedida de Sinatra cuando se entero de que estaba saliendo con Mia Farrow (en la época de La Semilla del Diablo); "Siempre supe que Frank terminaría acostándose con un chico"

Saludos