Una de las novelas negras más famosas e influyentes del siglo XX fue “The Postman Always Rings Twice” (El Cartero siempre llama dos veces) del gran James E. Cain en el año 1934. Fue su primera novela y es un hito del género. En el cine el cartero ha llamado unas 10 veces como poco, lo que da una idea de la importancia de esta obra. Quizás uno de los aspectos más importantes de está obra es que a partir de un acontecimiento sexual (e incendiario) desencadena una trama criminal atípica en la que no están involucrados mafias, detectives o maleantes al uso.

Yo solo he visto tres versiones, la del italiano Luchino Visconte del año 43, la del director norteamericano Tay Garnett del 46 y la muy famosa del año 81 de Bob Rafelson.

Cronológicamente ordenadas;

“Ossesione” (Obsesión) de Luchino Visconti, curiosamente también fue su primera película y ha sido considerada como una obra pionera o seminal del movimiento neorrealista italiano. Realmente la obra original está ambientada en la época de la gran recesión USA y aquí se acomoda perfectamente al ambiente de la Italia de posguerra. El “españolo”, el vagabundo guapete que recala en el bar donde Cora trabaja como un mula para un cenutrio, una mujer atractiva y de una belleza rústica (a lo Silvana Mangano) en una atracción sexual que huele a queso parmesano y a Amaretto almendrado.



La versión del 43 del director Tay Garnett (de título homónimo) es quizás la más famosa, con unos intérpretes excepcionales, Lana Turner como Cora y John Garfield como el corre mundos Frank Chambers, los cuales muestran una química extraordinaria. Aunque no es tan sexualmente explícita (dicen que sufrió una fuerte presión de la censura) como otras versiones es totalmente obscena a su manera. Tiene una de las escenas más icónicas del cine, la primera aparición de Cora en el quicio de la puerta, que produce un impacto comparable a una bomba termonuclear. Una moderna Afrodita enfundada en unos shorts que a primera vista infringe al menos cinco preceptos del código penal. Solo con mirarla te sientes culpable.



La versión del 81 de Bob Rafelson es difícil de valorar, tiene todos los elementos para ser una obra maestra pero es muy desequilibrada en su conjunto. La pareja interprete es tan descomunal como la anterior, Jessica Lange como Cora y Jack Nicholson como Frank, dispone de una ambientación muy cuidada y unos secundarios de lujo, aunque Jessica Lange se come a todos. Jessica afrontaba su segundo papel protagonista en un film tras el King-Kong de John Guillermin (pero ella no hacía de Kong, eh?). También tiene una de las secuencias más icónicas y sexualmente explícitas del cine. La forma en que se arremeten Jack y Jessica como si fueran dos jabalís heridos está llena de furia, desesperación y deseo al rojo vivo. Entre jadeos, crujidos y arañazos se golpean y se estrujan encima de una mesa de cocina donde la harina, las sartenes y los utensilios salen disparados. Una escena difícil de olvidar de las que te dejan secuelas. Es recomendable no pasar por delante de una mesa de cocina durante el primer mes después de verla (si no quieres que se te note).



A mi me gustan las tres pero mi favorita es la de Lana Turner. La de Visconti me parece la más romántica a su manera y la de Rafelson un poco extraña, como si se le deshilachara entre las manos en la segunda parte.
Es curioso que las tres primeras versiones de esta novela fueran europeas.

Saludos