Tras leer una crítica positiva del gran crítico norteamericano Roger Ebert en el Chicago Sun-Times, me decidí a ver esta película de un personaje que creo conocer bastante bien gracias a la excelente biografía de Stefan Zweig. Según Ebert, las malas críticas que ha recibido son injustas. Por un lado, si se prescinde o se trata con superficialidad el transfondo político es porque la película está centrada en la mujer que fue Maria Antonieta y en un mundo cerrado como era Versalles. Por otro lado, según Ebert, si la Coppola utiliza música moderna para determinadas escenas o si se nos presenta una caracterización demasiado contemporánea del personaje es porque muchos personajes históricos son representados desde el pasado y no desde el presente, lo cual en su opinión es un error.

Tras ver la película me parece que Ebert está equivocado. La película presenta toda clase de problemas, el más importante de los cuales es que cuenta de manera superficial e intrascendente una historia esencialmente apasionante, como es la de la última reina de Francia. Situaciones como el "duelo" entre la joven Delfina de Francia y la Du Barry, amante del Rey, se cuentan no sólo de manera poco ajustada a la verdad histórica, sino, lo que es peor, de manera sosa y trivial, como si las hubiese recreado un mal guionista de una mala serie americana. La película es tremendamente americana. Notad como prácticamente el único hecho político relevante que se menciona gira en torno a los nacientes EEUU, con la decisión de Francia de apoyar a las colonias americanas rebeldes. La película busca que para el espectador el destino de Francia y el de la protagonista de la película venga vinculado -como no- a los EEUU.

El mismo papel de Kirsten Dunst -sin ser una mala actriz- es algo así como el de "una americana reina de Francia". Ese choque entre la actitud natural y desenfadada de una joven con un universo más formal, encorsetado y refinado ya lo conocemos de innumerables películas de "la chica americana en ...": la chica americana en Londres en las últimas pelis de Woody Allen, la chica americana casada con un Duque, la chica americana en Paris (Le Divorce de James Ivory). El mismo emperador José, hermano de Maria Antonieta, es caracterizado en su visita a Versalles como si se tratara de un americano campechano (de esos que tienen una cadena de hamburguesas no sé dónde). Si lo que quería describir Coppola es el choque entre dos cortes, la austríaca y la francesa, con dos culturas y protocolos diferentes, podría haberselo currado un poco más y haberlo hecho de una manera más interesante, más intensa y más ajustada a lo que debió ser la realidad de la época. Pero ha optado por adular al público americano recurriendo a un cliché que les resulta simpático y familiar.

La película es incoherente e inconsistente. Al principio nos retrata a una corte francesa donde la vida la rige un protocolo muy rígido, pero un rato después los personajes viven en un Versalles donde ese protocolo ha desparecido y se comportan como burgueses americanos. Prácticamente la reina le dice al cristianísimo Rey de Francia "OK darling, me voy a la cama", y éste es como si respondiera "OK darling, que descanses" y la reina se dirige sola a su habitación cruzando los pasillos de un Versalles del cual de pronto han desaparecido las doncellas, los guardias y todo protocolo.

En lo que concierne al elemento romántico, ese que los americanos consideran esencial para el éxito de una película, la película fracasa de nuevo, al retratar la intensa y compleja relación entre la Reina y el Conde Fersen como si fuera un affaire al estilo de los de Diana de Gales *o de los que pueblan la prensa del corazón de nuestros días; una extrapolación que no funciona porque no fue así y no gana nada la película haciendonos pensar que fue así, salvo por explotar, de nuevo, un recurso fácil y populista.

Y justamente en mi opinión el principal problema de la película es que se ha intentado aprovechar el tirón del caso Diana de Gales para hacer un paralelismo que nunca llega a funcionar por aburrido, superficial, poco convincente y menos interesante de lo que fue la realidad histórica.

Saludos