TROYA

Tiene la receta del éxito, pero con una preparación abominable. Los ingredientes son 3 a 4 actores de esos por los que suspiran las damas y un 10% a 15% de los varones; tecnología para generar más barcos de madera de los que podrían fabricarse si se arrasara con toda la Amazonia; un montón de trajes fabricados por los enanos de Moria, y una industria con capacidad de distribuir mierda a todos los cines del planeta.

Luego la trama es absurda: un "joven" que presentan como de 20 y pocos (pero al que se le notan los 40), y al cual le muestran el culo cada vez que pueden, y que duerme con su primo, resulta ser un famoso e invencible guerrero con un caracter insufrible, que descarga su furia corriendo a todo cachete y dando saltitos de medio lado: con esta técnica prodigiosa ha matado a miles de hombres el solito.

En venganza por la muerte de su muy querido primo (Homero es bastante más honesto en este asunto) desafía a Héctor, héroe de Troya, a quién Homero llamaba "el bello Héctor", pero que en la película resultó ser casi más feo y repelente que Federico Trillo. Por supuesto, mata a Héctor, y se lleva el cadaver para su casa, con intenciones nunca precisadas, el muy cochino.

Cuento corto: como no logran abrir las puertas de la ciudad, en un par de horas desarman 50 mil barcos y lo convierten en un caballo. Cuando los entran a la ciudad, arrasan con todo, pero "nuestro héroe" muere ejecutado por las flechas del elfo Legolas.

Se acabó.

Y pague seis euros por ver esta mierda.