Una de mis favoritas que he podido ver de nuevo hace unos meses, "El increíble hombre menguante", la película del año 57 que ya ha pasado a considerarse un clásico de ciencia ficción, en sus orígenes clasificada como "B movie". Una auténtica maravilla, donde se describe eso que viene a ser conocido como un viaje iniciático desde la confortable y algo plástica vida de una persona normal a la insignificancia física y vital. No falta la proverbial niebla radioactiva, arañas gigantes y mobiliario descomunal, pero como siempre lo sustancial reside en el viaje. Las un tanto perturbadoras relaciones con su esposa desde su encanijado punto de vista abre la imaginación a un sinfín de posibilidades distintas a las relaciones tradicionales, su progresivo enfuruñamiento... la cómica a la vez que sádica solución habitacional en una casa de muñecas, su descubrimiento del mundo del enanismo... un auténtico prodigio de narración.



Su alegato final, ya embalado al mundo subatómico ha sido criticado por su religiosidad, aunque suena más budista que cristiano.

Saludos minúsculos.