Cita Iniciado por Cañoncito Ver mensaje
Con esto de la pandemia, uno pasa más horas de las que le gustaría en casa, y andaba yo buscando qué ver cuando leí este post en el que recomendabas ver Treme. Ya la tenía en mi radar desde hacía tiempo, pero no había encontrado el momento. Hasta ahora.

Debo decir que me encanta la música y me encanta la cultura americana por lo que difícilmente me iba a defraudar esta serie. Además debo decir que hace un par de años estuve a punto de ir a New Orleans, con la ilusión de recorrerme esos garitos con música en directo. Como la música en directo no hay nada. De hecho tengo organizado un roadtrip entre New Orleans y Chicago, pasando por Memphis y Nashville. Mi intención, como se puede intuir, era ir de garito en garito y de concierto en concierto, y cómo siempre que viajo, conocer la cocina típica de esos sitios. Por cierto, no he estado en New Orleans pero sí en el Blue Note de New York. La verdad es que me gusta ir a sitios que he visto en las películas o series, pero también me agrada ver en una película o serie un sitio donde ya he estado.

Así que con estos precedentes, pues tenía que ver esta serie, y no me ha defraudado, respira música por los cuatro costados. No me he llevado ninguna sorpresa en cuanto a que me muestra una ciudad que me imaginaba así. Eso sí, muestra el orgullo de ser de allí a pesar de los problemas, la decadencia, el olvido, la violencia y la corrupción. Muestra como se sienten diferentes al resto de EEUU. Muestra el amor de los creadores de esta serie por esta ciudad, por su música y por su cocina.

Lo único que desconocía era el mundo de los indios de New Orleans, o no lo recuerdo cuando estuve preparandome el viaje. Otro mundo aparte de los muchos mundos que hay dentro de ese mundo que es New Orleans.

Las interpretaciones son buenisimas, como era de esperar, con unos personajes que muestran los diferentes individuos que te puedes encontrar allí: músicos callejeros buscando su sitio, músicos profesionales en decadencia, una cocinera, un idealista de la música que busca su sitio dentro de ella, una abogada en busca de justicia y defensora de los desfavorecidos, un policía en un mundo de policías corruptos, un jefe indio, una dueña de un bar, las drogas, etc. Pero, debo decir, que me da la sensación que todo se hace repetitivo. Quizás con un par de temporadas hubiese sido suficiente. The Wire cada temporada tocaba un tema diferente, siendo además los personajes más carismáticos que aquí, por lo menos para mi. Aunque claro, aquí el personaje pricipal es la música, y ese no te va a defraudar.
Es cierto, Tremé no logra ocultar que su leit motiv es su amor por la ciudad de Nueva Orleans, por su música, cultura y forma de vida. Hasta la narración a menudo parece una coartada para poner la cámara a ras de calle, de bares y de los sonidos que surgen de la ciudad, aún a costa del guion y de la propia trama. Pero esa lascivia acústica es muy fácil de perdonar para los adictos.

USA es un país fascinante para cualquier amante de la música popular, el cine o los que quieren conocer un tipo de sociedad tan diferente a la europea. Lo primero que me impactó la primera vez que viajé allí fue que parece un plató de cine, es como si estuvieras en medio de una de las películas que has visto desde pequeño. Musicalmente también es un paraíso si te gusta la música popular del último siglo. Austin (Tejas), Miami para la música latina (no hay que dejar de pasar un par de noches por el barrio de Coconut Grove), Detroit, Seattle, Nashville, Los Ángeles, San Francisco, Chicago (el Blues Eléctrico ¡!!), Memphis, St. Louis… y New York que es Sodoma, Gomorra, Babilonia, Shangri-La, Gotham y Metrópolis a la vez. Yo he visitado varias de ellas (excepto Nashville y Filadelfia), incluso la fría Minneapolis para ver Paisle Park (la mansión/museo de Prince) y la pequeña Duluh (la ciudad natal de Dylan) para visitar la casa y ver los paisajes donde se rodó Fargo (que no es una ciudad de Minneapolis sino de la vecina Dakota del Norte). En fin, yo soy de esos fanáticos sin solución que visita hasta los estudios de grabación y sellos discográficos míticos si tiene la más mínima ocasión.

Las malas noticias es que toda esa rica tradición musical cada vez tiene menos peso e interés en la población norteamericana actual, el Jazz prácticamente se ha convertido en un souvenir arcaico que ahora mismo es más culturalmente Eurocéntrico que Norteamericano. El Blues, el R&B tradicional han cedido el paso a todo esa túrmix sonora de escaso valor nutritivo que es el Hip-hop y sus derivaciones, hasta el propio Nueva Orleans tiene su propia variante llamada “Bounce” que ha sustituido en el fervor popular gran parte de su rica herencia sonora. Desde mi punto de vista una degradación y empobrecimiento artístico, algo así como el reggeaton para la música latina, aunque no me gustaría parecer quejumbroso ni quitar todo el valor a los nuevos sonidos.

Saludos