Con motivo del estreno de una cuarta temporada de la serie de HBO “En Terapia” (In Treatment) me parece una buena ocasión para traerla a la palestra. Como tantas otras series está basada en una serie israelí que parece que gozó de un gran éxito, así que se realizó una versión USA que también tuvo una gran acogida, sobre todo en Norteamérica. 106 capítulos de unos 20-25 minutos distribuidos de forma desigual entre sus tres temporadas cuyo argumento es muy sencillo y se aleja bastante de los cánones habituales de las series actuales; un psicoterapeuta pasando consulta a diversos pacientes sobre los que se pone el foco.
Cada temporada se centra en un grupo de ellos y en los avatares vitales del propio terapeuta. Interpretada por Gabriel Byrne y con un ramillete de actores bastante conocidos por lo general (Debra Winger, Mia Wasikowska, Diane Wiest, John Mahoney…) y otros actores que serán reconocidos fácilmente por amantes del cine en papeles secundarios.
La serie terminó su tercera temporada hace unos 10 años y está ambientada en esos años. Prácticamente todos los capítulos están rodados en interiores, mayormente en la consulta o en la casa del terapeuta y es bastante intimista aunque no por ello menos intenso. Eso sí, ni una mísera bomba, persecución, asesinato o secuestro.
La crítica breve sería que el primer capítulo empieza con blah, blah. blah y en el 106 termina con blah, blah, blah. Elaborando un poco más, las terapias me parecen muy bien llevadas, se evitan la psico jerga médica en gran medida y todo tiene un aire muy creíble. Por dar unas coordenadas sería lo contrario de un Doctor House, nada de curaciones prodigiosas o mentes extraordinariamente sagaces que ya saben lo que te pasa con mirarte los zapatos que llevas. Gran parte del encanto de esta serie es la composición que hace Byrne del terapeuta, una persona que proyecta una gran insatisfacción vital, agradable, paciente y comprometido con los problemas de sus pacientes, pero dando una sensación de estar abrumado y fatigado de su propia labor. Sometido a su vez a terapia con colegas y afectados por los mismos problemas de todos; celos, deseos, desamores y muchas desilusiones y frustraciones con su vida. Casado y padre de tres hijos se le ve superado por su propia vida.
Si tuviera que distinguir los problemas de los pacientes los clasificaría en dos grandes categoría: aquellos que parten de traumas familiares o infantiles y los que tienen raíces de tipo sexual-afectivo, aunque al final no sabría decir si ambos son de la misma índole. Como dice el viejo proverbio “La jodienda no tiene enmienda”. Puede parecer una tontería pero con esto Freud y Jung se labraron una buena carrera y les sirvió par escribir toneladas de libros.
En fin, una serie que a mi me agradó bastante y que es muy útil para limpiarse un poco de esas series más convencionales en que todo está sometido a un fin conclusivo.
Hitchcock decía que eso de hablar mucho en las películas no era cine y que los diálogos eran generalmente inútiles. Vamos Alfred, un poco de charla a veces puede ser curativa.
Saludos