Fraude. Esa es la palabra que mejor describe a este film. Si algo caracterizaba al Robocop de Verhoeven, por encima de su acción y extrema violencia, era la valentia para criticar a la sociedad Norteamericana de finales de los 80, con Reagan finalizando su mandato. Critica con valentia un mundo en el que para conseguir beneficios económicos todo vale, en este caso bajo la excusa de la seguridad de los ciudadanos. Se impone el fascismo sobre la frágil y mísera condición humana. En líneas generales existe una crítica feroz al neoliberalismo radical simbolizado en este caso por OCP, una multinacional voraz cuyo apetito ha llegado a engullir al mismo cuerpo de policía.
Pues bien, todo esto está ausente en este remake. En un momento en que el mundo está sufriendo una desigualdad social más grande que la que habia en el 1987 y las multinacionales están privatizando y eliminando servicios sociales a pasos agigantados, José Padilha se limita a contarnos la parte menos interesante del primer Robocop centrandose más en como crean la máquina/hombre y sus conflictos internos de conciencia que en criticar a la sociedad del siglo XXI. Mientras que en la versión de Verhoeven vemos una Detroit asfixiada por la delicuencia donde los criminales campan a sus anchas aqui nos limitamos a ver una sociedad donde...no pasa nada.
En fin, como dije antes me senti defraudado con esta versión (innecesaria) de José Padilha donde se queda corto, muy corto, para reflejar el espiritu con que fue creado el primer Robocop.