Lo que me parece increible es que en un concierto NO pase nada raro. La verdad es que soy socio del Ateneo Musical de mi ciudad y es gente, en teoría, culta musicalmente hablando. Pues bien, raro es el día que no se abren uno 10 o 15 caramelos. Curiosamente la gente parece que espera a que comienze el concierto para hacerlo, además parace imposible que alguien pueda tardar tanto tiempo en pelar un caramelo, es horroroso. Esto mismo me sucedido en Vitoria y Bilbao. Como bien dice Lucky la vergüenza ajena que sientes es indescriptible.
Como curiosidad os diré que en el Teatro Principal de Vitoria en el programa de mano apuntan que se traigan los caramelos pelados de casa, sin comentarios.
Saludos.