Una de las diferencias que se traen a colación con cierta frecuencia entre el Pop y la Clásica es que la primera se construye a partir de la copia y la reiteración musical mientras en la escena clásica los compositores trabajan continuamente en la innovación y la singularidad. Como en todo existen sus zonas limítrofes pero podemos aceptar en líneas generales esta visión.

Sin embargo, de vez en cuando existen obras de carácter reivindicativo o retrospectivo que mantienen su plena vigencia a pesar de su motivación. En este caso me quisiera referir a dos que me agradan sobremanera, la primera sinfonía de Prokofiev (conocida como sinfonía Clásica) y la Ópera de Strauss "El Caballero de la Rosa". La primera inspirada en el modelo de Haydn, no solo en términos de lenguaje sino capturando la ligereza, la efervescencia y el optimismo salpicado de buen humor de éste. Strauss por otro lado después de una revolución de sus primeras obras vanguardistas, impactantes y revolucionarios para el público de entonces como "Salomé" o "Electra", dio un giro hacía un modelo más tradicional y clásico de corte Mozartiano como en este ejemplo. Una verdadera maravilla del siglo XX capturando las esencias de la ópera clásica sin perder un ápice de contemporaneidad.

Prokofiev, Sinfonía Nº 1, 1º Movimiento - Alegro.




Strauss, El Caballero de La Rosa, Aria "Hab mir's gelobt".




Por cierto, estuve viendo el "Arabella" en el Real y me pareció un montaje magnífico.

Saludos