De poco vale hacer televisores desde 1928 cuando las ventas no van bien y eso es lo que le ha pasado a Philips, que se ha visto obligada a vender su división de televisores.
Philips no podía hacer frente a la competencia de marcas asiáticas como LG o Samsung que si bien en calidad no podían competir si podían en precio.
El abandono de Philips se produce en forma de transferencia del negocio de televisores a la compañía china TPV. Ambas empresas han formado una Joint Venture, participada al 70% por TPVy al 30% por Philips, para seguir vendiendo televisores. TPV se encargará del diseño, fabricación y distribución de los nuevos equipos y podrá utilizar la marca Philips durante cinco años prorrogables por el mismo plazo si las cuentas van bien.