En mi (larga) experiencia si el contenido de una cara sobrepasa los 21-22 minutos y te pones pejiguero, puedes escuchar algo fuera de lugar, pero tampoco es una regla exacta, ni mucho menos.

He hecho una comprobación con el LP de "Desire", tal y como salió al mercado en España hace casi cincuenta años, y lo he puesto en mi equipo, las duraciones totales en cada cara se van a 25-26 minutos, y lo recordaba como una escucha satisfactoria aunque, claro, la última vez lo escuché en compañía de un velociraptor.

Suena bien, sin problemas. Hombre, si me apuras pues está algo más fino 'Hurricane' que 'Oh, sister'. O 'Joey' que 'Sara'. Pero vamos, ya digo, para pejigueros.

El problema del compañero, al no poder escuchar el equipo y los discos que está poniendo, pienso que probablemente tenga algún desajuste. O tal vez, es que es una persona muy sensible a lo que los anglosajones llaman IGD (Inner Groove Distortion).

No puedo estar más de acuerdo con no meterse en el mundillo del vinilo para oyentes nuevos. Pero es así. Al menos, tras comprarle el tocadiscos a mi hija, ahora es fácil encontrar regalos, pagando el vinilo a precio de oro molido, eso sí.

Por cierto, muchos ahora dobles, sí. La codicia de los fabricantes y las casas discográficas no tiene límites. Aparentemente, el número de incautos compradores, tampoco los tenemos.