La experiencia y con ese toque de “manitas” que tanto envidiamos algunos, es más que un grado. Es cierto, la “metamorfosis” audiófila nos lleva por todos los caminos: desde obsesionarnos con el cable más caro hasta acabar fabricándonos los nuestros y dándonos cuenta de que, a veces, lo sencillo funciona igual de bien (¡o mejor!).
Me ha hecho gracia lo de los conectores WBT: uno se gasta un dineral pensando que son indestructibles y resulta que la carcasa se agrieta antes que los de marca blanca. Eso sí que es una cura de humildad para el ego audiófilo.
Y totalmente de acuerdo contigo en lo de los precios desorbitados. A veces parece que a los cables les ponen precio según la cantidad de “magia” que prometen, no por lo que realmente ofrecen.
Eso sí, creo que aquí conviene matizar: una cosa es la calidad real de un cable o un conector, y otra muy distinta es la falsificación. Que un cable caro no suene mejor que uno sencillo no significa que esté bien vender copias o engañar con productos que no son lo que prometen. Todo es relativo, claro, pero la honestidad debería ser siempre la base, tanto para el que compra como para el que vende.
En resumen: cada uno con su experiencia, su presupuesto y sus manías, pero sin perder nunca el sentido del humor… ¡y el oído crítico!
Saludos,