Como podéis ser tan crueles.
Esos pobres bytes dejándose castigar por vuestros láser despiadados, esperando el reposo de un mueble sin vibraciones.
Y vosotros más subvuuferes y decibelios encabritados sin consideración hacia la poesia y el sutil placer de un mueble paradisíaco.
¿Os viene a caso de 500, 1000, o cuantos euros hagan falta para un balneario digital, donde la información fluya sin temor al vibrador enmascarado?
No tenéis corazón. Snif!