Buenooo... Mi madre, siempre me recuerda que teniendo yo apenas un año y algo, me dejó jugando en el comedor y bajó a buscar algo a casa de una vecina. A los cinco minutos tuvo que subir corriendo asustada por el estruendo que escucharon.... en ese escaso lapso de tiempo me había subido a la mesa del comedor y me había dedicado a desenroscar los tres tornillos de un globo enorme de cristal de la lámpara hasta que cayó en el sobre de cristal de la mesa... Por lo visto el susto no pudo conmigo, porque cuando llegó mi señora madre, me encontró llorando -no había para menos-, pero con la bombilla en la mano, la cual también quise sacar aún después del estropicio, para ver que había por allí dentro.... Eso sí: yo, ni un rasguño.
Un saludo del Oso