Sobre la 
necesidad o no del central, permitidme que os ponga la parrafada de otro hilo que al fin he encontrado:
 
Si con unos altavoces frontales obtenemos una buena imagen estéreo, y  son de calidad suficiente para representar con fidelidad el sonido de  las voces (frecuencias de 80-1000 Hz, llegando a casi 5000 Hz con los  armónico), el tener un altavoz para el canal central (exista este  específica, discretamente, como en las grabaciones 5.1, o no) no  añadirá, en el mejor de los casos, nada más que presión sonora  (conseguible igualmente con aumentar el volumen al canal central en el AVR), en el  peor, si la calidad del central y/o su timbre es peor o/y discordante,  tendremos un sonido malo que se remedia prescindiendo de él.
Entonces, ¿porqué tener un central?, ¿porqué existen y se incluyen en los packs homecinema?
Habría 
dos motivos, en primer lugar porque los sistemas  homecinema al uso común, los que la mayoría de la gente elige, se basa  en altavoces tipo satélite en donde los frontales tiene 
mala respuesta en las frecuencias medias-graves,  justo aquellas que dan mayor "cuerpo" a la voz, por lo que un refuerzo  en ellas producido por el central arregla en parte el problema. 
Un poco de historia del canal central
 
	 
		Las primeras grabaciones con un canal central específico se  realizaron en los albores de los 50, quedando pronto superadas al  conseguirse matriciar (mezclado) adecuadamente el canal central en los  dos canales frontales, sin pérdida de sensación estéreo (aunque aún  podemos obtener esas grabaciones en las reediciones en SACD 3.0 de la  serie RCA Victor Living Stereo). 
En el cine, en los 70, las primeras grabaciones multicanal llevaban el  sonido del resto de los canales matriciado en los dos canales frontales  (Dolby Estéreo), pues solo estos cabían en el ancho de la película (como  sabéis el film tiene una pequeña parte dedicada a la señal de audio),  lo que limitaba la cantidad de información a incluir. 
Los laboratorios Dolby se plantearon varias soluciones, una, suprimir  aquella información que no somos capaces de percibir o diferenciar,  según los estudios de psicoacústica. Otra, dado que la mayoría del  espacio era requerido por la información analógica de las frecuencias  graves, y que estas frecuencias eran omnidireccionales (y por tanto no  se puede saber el punto de origen), decidieron sustraer de cada canal el  sonido inferior a 120 Hz y sumarlos en un canal específico aparte, al  que a su vez reducirían en 12 decibelios para que aún ocupara menos,  pudiendo así crear 5 canales discretos + 1 para esos sonidos graves, el  canal LFE, el 5.1 que todos conocemos. 
Como consecuencia, los altavoces podrían disminuirse también de tamaño,  pues solo precisan reproducir señales superiores a 120Hz, creando los  altavoces satélites de mejor acomodo en los hogares y el subwoofer, con  autoamplificación, disminuyendo de esa manera las necesidades de  potencia (y el coste al fin y al cabo) del amplificador multicanal.
Y, en tanto las frecuencias que más representan la voz, los diálogos,  podrían estar menoscabadas con esos tamaños y potencias de los satélites  frontales, aconsejaban un tercer altavoz, central, de refuerzo
	
 
 
 
 
 
 
El segundo motivo es el 
Efecto Haas o de precedencia  del sonido: nuestro sistema sensorial fusiona los sonidos que percibimos  en un intervalo inferior a 50 milisegundos, y aunque procedan de  distinto sitio los localiza en un punto intermedio, es por ello por lo  que percibimos sonido del centro de la escena sonora aunque parta solo  de los altavoces frontales, simulando un central "fantasma".
Pero si nos situamos alejados del punto dulce de escucha, del lugar  donde mejor se percibe el estéreo, la señal unísona de ambos frontales  se distanciará en más de esos 50 ms, perdiendo ese efecto de central  fantasma. Como la ubicación en los salones puede ser variable y, sobre  todo, podemos estar varias personas en distintos puntos del salón y  punto dulce solo habrá uno, el refuerzo de sonido con un central hará  más sencillo la apreciación del centro de la escena sonora para todos.
Otras variables que afectarían a esa percepción serían
  
 
	 
		
- la nitidez con que oímos los armónicos, de  los que depende la percepción del timbre diferenciador de los distintos  instrumentos/voces, algo dependiente de la calidad del altavoz
 - la percepción en fase entre los dos altavoces, en donde  nuestra posición tendrá gran importancia, una diferencia solamente de 3º  entre las fases de un mismo sonido emitido por ambos altavoces nos hace  detectar un cambio de posición desde el centro hacia el que se adelanta
 - la dinámica o ataque del altavoz, y el tiempo de extinción  del sonido (dependiente no solo del emisor, sino también de la "viveza"  de la sala), afectan a la percepción de la escena
 - la existencia de nodos de frecuencias reverberantes  (dependientes del modo de la sala), puede afectar también a la nitidez  con la que percibimos ciertos timbres (sus armónicos superiores), al  enmascararse esos sonidos agudos por un grave de mayor intensidad (por  el "diseño" natural de nuestra cóclea). 
 
	 
 
 
 
 
 
 
En fin, que si es uno el que habitualmente disfruta de su  homecinema, se sitúa en el punto dulce y tiene unos altavoces frontales  con buena extensión y de calidad, puede ser prescindible el central, en  el resto de los casos, no, EMMO. 
