1a. La Percepción de la intensidad
Si bien los sonidos comprendidos en un rango de frecuencias que va de 20 Hz los 20.000 Hz producen sensación sonora, no es cierto que el oído sea igualmente sensible a toda esta gama de frecuencias.
Otra forma de plantear esta situación sería que no todos los sonidos de igual intensidad comprendidos entre 20y 20.000 Hz son percibidos con el mismo nivel de sensación sonora.
Si bien en general es cierto que cambios en la intensidad de un sonido (propiedad objetiva) producen variaciones en la sonoridad acústica (propiedad subjetiva) de la sensación sonora, estas variaciones dependen también de la frecuencia particular del sonido.
Es decir, la experiencia muestra que la sonoridad acústica con la que el oído percibe un sonido depende de la intensidad y la frecuencia de la onda sonora.
Más aún puede ocurrir que dados dos sonidos de igual intensidad y distinta frecuencia uno de ellos sea audible y el otro no aunque ambos pertenezcan al rango de frecuencias audibles.
Para cada sonido existe una intensidad mínima por debajo de la cual no es percibido como sensación sonora. Esta intensidad mínima constituye el umbral de audición, varía con la frecuencia y si bien no toma el mismo valor para todas las personas es posible construir una curva como la inferior de la Fig.1 que representa el umbral de audición para un oído normal.
Este umbral constituye el mínimo de nivel de intensidad que debe poseer un sonido para que sea apenas audible y pueda diferenciarse del silencio.
A medida que aumenta la intensidad del sonido aumenta la sonoridad de la sensación sonora hasta que, aproximadamente a los 130 dB para todas las frecuencias, el oído comienza a percibir una sensación de dolor. Es lo que constituye el límite o umbral de dolor y está representado por la curva superior de la Fig. 1 .
Fig. 1. Umbral de audición y límite de dolor para el oído normal