Es cierto, el marketing está precisamente para eso. Pero por mucho marketing que tenga un producto al final hay gente a la que no le gusta ese tipo de comida o simplemente no la quiere comer. Todo tiene un límite si no todos comeríamos a diario en esos sitios víctimas del marketing. A mi por ejemplo no me gusta el vino, por mucho que me lo quieran endosar no lo voy a comprar porque simplemente no me gusta.