Iniciado por
IceLord
Creo que puede ser uno de los temas más recurrentes de este mundillo y la verdad es que no hay una respuesta válida...salvo la que diga "depende".
Y es que es obvio, pero es que realmente depende. Depende de tus gustos, de la distancia de visionado, del tamaño de pantalla, de la capacidad para acondicionar la sala,....
Lo mejor es poder comprobar en paralelo ambas experiencias, en las condiciones reales de visionado, y evaluar por uno mismo (porque, además, aquí hay mucha subjetividad con el "efecto cine").
Objetivamente, si que hay una componente objetiva. Sin lugar a dudas, muy mal panel tiene que ser, para que cualquier LCD (no digo ya OLED, que le da sopas con honda) no le saque los colores a cualquier proyector (aunque sea muy caro) cuando:
a) La imagen visionada es del mismo tamaño.
b) El observador se sitúa a la misma distancia.
c) La sala no está mínimamente acondicionada (para proyección).
Esto es objetivo y se cumple incluso aunque compares proyectores de muy alta gama con televisores de gama media. Muy acondicionada tiene que estar la sala y muy bueno tiene que ser el proyector, para que las diferencias se mitiguen. La luz emitida tiene unas ventajas innegables (objetivas, medibles y observables a simple vista), frente a la luz proyectada.
Por añadido, ver el TV es llegar y pegar, mientras que el proyector requiere de su liturgia propia (que no digo que no forme parte de su gracia eh). Yo diría que, en la práctica, si no puedes tener una instalación fija, debes descartar el proyector, porque, con el paso del tiempo, dejarás de usarlo (por mera pereza) y no será más que otro cacharro, acumulando polvo, en el trastero o encima del armario.
Dicho lo cual, estoy convencido de que lo mejor es poder disponer de ambos métodos (sí, ya sé que es más caro y que no todo el mundo puede, pero es que la vida es así, no siempre su puede tener todo):
- Un TV decente, para el visionado de material habitual (cómodo, silencioso, rápido de usar, más fácil de colocar en la sala, menor consumo de electricidad...).
- Un proyector decente, para el visionado de cine que merezca la pena (el efecto wow del tamaño de la imagen visionada es imbatible).
En cualquier caso, por supuesto, esto habría que combinarlo con el otro factor decisivo: la sala (o más bien la capacidad de acondicionamiento de la misma).
Nunca he podido disfrutar de sala dedicada, pero siempre he pensado algo parecido a lo que pienso sobre tener un proyector sin instalación fija: si tengo que andar cambiando de sala para ver las cosas de una forma u otra...terminaré viéndolo todo en la sala que me sea más cómoda. Es mi opinión, pero todo debe ser lo más natural y cómodo posible o deja de usarse. Por esto, aunque va en detrimento de obtener la mejor calidad de la experiencia, creo que las soluciones mixtas son las más prácticas (evidentemente, nada sacará mayor calidad de un proyector como una sala totalmente dedicada y acondicionada).
Dicho eso, cuanto más se pueda acondicionar la sala, más gratificante será la experiencia con el proyector. Un TV puedes llegar donde sea, enchufarlo y disfrutarlo con la misma calidad, pero un proyector no...de hecho, en general, no es sólo la imagen, sino la experiencia de cine (disfrutar del audio con calidad también requiere de un mínimo acondicionamiento de la sala).
En mi opinión, no hay otro motivo para querer un proyector que el buscar el tan ansiado "efecto cine". Realmente, lo que se busca es toda la experiencia (video + audio), con lo que el proyector es sólo una parte de la ecuación, una parte que requiere de unas condiciones especiales.
Nadie busca el efecto cine para ver Sálvame o para ver Bing Bang Theory... y es por eso mismo, por lo que la solución definitiva nunca es sólo un proyector o sólo un TV: hay que tener ambos (uno para cada cosa y momento).