El domingo estuve viendo la última de Disney y la verdad es que salí bastante decepcionado.

Trata la historia de un indio que es transformado en oso (animal al que odia) por los espíritus. Entonces se hará amigo de un osezno mientras viaja hacia una montaña para intentar recuperar su forma humana.

Disney deja de lado el humor gamberro, que tan buen resultado le había dado en sus últimas películas (Lilo y Stich y El emperador y sus locuras) y opta por intentar volver a la fórmula de El rey león, pero la verdad es que se queda a medio camino de los dos estilos, con lo que no satisface ni a los adeptos de uno ni del otro. Tampoco me gustaron los personajes secundarios graciosos (aunque en mi opinión no tenían ninguna gracia) ni los efectos 3D, que eran bastante cutres.

Como puntos positivos: las canciones y la animación 2D.