donde se habrán de explicar los beneficios que su creación puede aparejar al devenir del foro todo, a la educación humanística de sus participantes y a la alianza de posturas ya sean sobrevenidas u oportunistas, así como otras nociones menores pero siempre importantes, todo lo cual tratará de hacerse por etapas, como conviene a la naturaleza del lugar donde nos hallamos, de menos a más, incidiendo en los detalles audibles para el común pero sin dejar de lado los irracionales, donde, a nuestro juicio, radican las verdaderas motivaciones del presente opúsculo así como la necesidad de su inmediata puesta en práctica
uno: breve introducción de los hechos
en estos últimos tiempos, hemos venido constatando —con poca sorpresa, dicho sea de paso— la polarización extrema de las opiniones vertidas por los contertulios en las diversas salas
estos hilos o discusiones —donde también hemos participado dando al gusto y recibiendo sin tasa lo nuestro—, han ido incrementando de tono hasta extremos ciertamente dignos de estudio, verdad que subidos pero, a nuestro juicio, siempre audibles
y así, es notorio que, si aparece opinión sobre las virtudes del parlante en caja de estantería, de seguido se le enfrenta defensor de la columna; lo mismo en cuanto a pariente pobre o creyente en el aire místico de los transitorios eléctricos, que recibe brea por parte del gremio ingenieril y otros afectos al agiotismo, a la derivada y a las leyes de kirchoff; poco que decir cuando forero de mérito hace bandera de su fe progresista, o liberal, o intercambiadora de parejas, o viceversa, que ha de emprender guerra de guerrillas siendo que, en germen, su única pretensión era dejar constancia e ilustrar la res pública con una opinión más
es también notorio la aparición de bandos u hordas (reunión de salvajes sin domicilio fijo), cuyo arte menor consiste en irrumpir al unísono y contra los ponentes, cualesquiera sean, y cuyo arte mayor se desenvuelve repartiendo estopa sin pararse en barras ni ocasiones
qué decir de los pelmas, muchos y consagrados, foreros místicos en su mayoría, animistas de pro, capaces de creer ya en la inteligencia de las flores, como en el alma de los insectos o en la vida privada de las piedras, y siempre dispuestos a incluir la velocidad del pensamiento entre las constantes físicas aceptadas por la comunidad científica: para ellos no hay cable que se resista ni condensador cuya vida íntima no influya en el tránsito de los electrones, resultando que, hasta el simple circuito de una bombilla, tiene sus caprichos, sus ratos felices, sus momentos lunares y su idiosincrasia, femenina a menudo, variable siempre
no son descartables en absoluto los solitarios o cimarrones, gente arisca, vocinglera, cuyo conocimiento del universo deuvediano se resume en un "gilipollas" endosado como respuesta a un visitante que pregunta por la hora de sus reproductor de vídeo, o también un elaboradísimo "imbécil" si el osado inquisidor se resuelve por insistir; obviamente, sabemos que su laconismo informativo oculta un acervo inmenso de conocimientos, y que si no nos favorece con digresiones más largas y argumentadas, es porque no está dispuesto a perder el tiempo con fulanos tan demediados como nosotros (se exceptúan, claro es, los impostores o remedadores de series televisivas, últimamente abundantes aunque sin sustancia)
no cabe duda que podríamos reseñar otras especies de tocahuevos, profesionales de la tecla, valvulistas, vihuelistas, presuntos transformadores, elementos sueltos, bocinas, capullos con conexión permanente o eventual, enchufados, diplomados, violinistas, flautistas, hasta un diputado en activo nos ha dejado ver su marca..., pero ello alargaría demasiado esta nota y poco aportaría al hecho comprobable y elemental de que todos, absolutamente todos ellos alguna vez han participado, motivado o secundado una bronca de esas que hacen foro y hacen adictos al foro, lo dejan todo perdido y salpican los mismísimos cimientos de la buena educación y el saber estar de la red de redes
así pues, señores, ¿qué está ocurriendo?
propicios