
Iniciado por
jmml
recuerdo un comentario de eugene fink al respecto del ensayo de nietzsche, el anticristo: «uno no convence cuando tiene la boca llena de espumarajos»
soy ateo, pero no me creo mejor que nadie por ello; soy ateo como soy moreno o heterosexual, porque no tengo más remedio, porque siento eso; mi ateísmo no me aporta nada, no dice nada de mí, no sirve para nada ni pretende hacerlo, no me hace más feliz o más cuerdo; soy ateo sin que jamás se me haya pasado por la cabeza la necesidad de predicar mi credo; soy ateo sin la soberbia de pensar que los otros, los que creen, los que tienen fe, los que esperan, son un puñado de cobardes a quienes indudablemente les iría mucho mejor si renegaran de su dios y profesaran mis métodos
conozco a más ateos: algunos van rompiendo cruces, o estrellas de david, o medias lunas, o las queman o revientan cabezas con ellas; en eso no se diferencian gran cosa de los visionarios a los que dicen que se enfrentan; dicen que son ateos porque reniegan de las respuestas ajenas
conozco a otros ateos: más pacíficos, simplemente consideran que no existen esas respuestas, o que nadie puede alcanzar a entenderlas
y me conozco a mí, que sé que soy ateo porque aún no se me ocurre cuál sea la pregunta
no me gustan las religiones, pero todavía alcanzo a distinguir, creo, sobre la filosofía y la moral que las sustentan
tampoco me gustan los juicios, menos si son hacia atrás en la historia: afearle a un grupo de personas lo que hace siglos hicieron otros con sus ideas es como renegar de la física nuclear porque a una serie de canallas con nombres y apellidos se les ocurrió usarla para fabricar bombas atómicas
vivo en el mundo que vivo, donde muchos creen, muchos deliran y el resto vamos dando tumbos: en ese mundo y entre esos muchos, el cristianismo hace tiempo que ha dejado de ser una religión para convertirse en aquello de donde bebió en sus inicios, en una filosofía, una hermosa filosofía: se vive bien en ella, se vive mejor que en ninguna otra parte
soy ateo, y pese a tener la seguridad de que quienes profesan alguna religión están profundamente equivocados, he de reconocer que los mejores seres que conozco, aquellos cuya naturaleza, cultura y generosidad admiro, son creyentes o son cristianos
propicios