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HOOK
En el mundo analógico, es sabido que la señal se degrada al procesarla, de manera que la investigación y la práctica buscaban procedimientos que permitieran minimizar las pérdidas y acercar lo más posible el sonido escuchado en casa al del estudio o la sala de conciertos.
Cuando los sistemas de reproducción se masifican -no olvidemos que el hoy "purista" vinilo fue fue masivo durante al menos dos décadas y que en España el CD tardó dos años más que en EE.UU. o el resto de Europa en imponerse- *el vinilo empieza a decaer en calidad: el soporte es frágil, muchas grabaciones son flojas y la masterizaciones, pobres, los estampadores del vinilo se "estiraban" mucho más allá de su vida útil, los discos son ultradelgados y muchos ya están dañados en el momento de su compra. Ni siquiera muchos de los sellos "serios" se libraron del deterioro progresivo del soporte.
A principios de los 80, los estudios de grabación comienzan a introducir la masterización digital en el proceso de producción del disco, cuando el formato CD sólo era un proyecto. Y lo que se busca no es incrementar la calidad del proceso, sino disminuir de forma radical los costes (recordemos la crisis del petróleo) "manteniendo" la calidad del proceso o disminuyéndola pero "sin que se note". Con este objetivo y meta, sale el CD, que se presenta como la panacea, es pequeño, manejable, contiene mucha más información, es duradero, no tiene ruido de fondo, ... .
El formato es un éxito, porque para el 99% de los aficionados a la música supone una evidente mejora respecto de sus giradiscos de gama baja, sus cápsulas con agujas cerámicas y demás. Pero para ese 1% de "puristas", aquello se oía "como el culo": agudos chillones (muy apropiados por cierto para la música disco y demás subproductos posteriores), sonido enlatado, pérdida de matices, pérdida de planos sonoros, ... pero al fin y al cabo, ¿a quién le gusta la música clásica? y dentro de éstos ¿cuántos se pueden permitir el lujo de tener equipos que permitan hacer comparaciones entre ambos formatos? * *
Pero las élites influyen, mucho más de lo que se cree y dando un salto en el tiempo, lo cierto es que además del mp3 y corrupciones similares, hoy los CDs "serios" se oyen como nunca de bien, las remasterizaciones se parecen como dos gotas de agua al sonido de la cinta máster original, el jitter ya no se considera "que no afecta a la calidad musical" y por el simple hecho de haberse "eliminado" en los procesos de masterización previo a la estampación de los CDs, su calidad sonora ha llegado a límites insospechados. Y ahora nos vienen formatos nuevos de alta resolución, apoyados por la enorme capacidad de cálculo de los nuevos chips.
Formatos cuyo principal problema es la piratería y punto. Hoy el tratamiento digital del audio no ofrece el más mínimo problema tecnológico. Parece que el DSD "falla" en las frecuencias altas (a partir de entre 5 y 10 KHz) más que el CD, pero lo cierto es que se oye de maravilla. ¿No será que el DSD hace un uso más eficiente del ancho de banda y utiliza más donde se concentra la mayoría del mensaje musical? El DVDA es maravilloso pero parece que va despacio, es muy difícil protegerlo de la copia y los discos disponibles son reducidos. De hecho, ya hay lectores de DVDA para el ordenador.
Y los lectores multiformato, denostados por algunos, son maravillas tecnológicas en algunos casos, que se oyen de maravilla.
En definitiva, pienso que hay y seguirá habiendo diferencias entre los lectores digitales, pero cada vez serán menores. Si un buen CD reproducido en un Wadia es "insuperable", el día en que la tecnología de Wadia u otra similar esté presente en los estudios de grabación, el CD dará de sí todo lo que puede y se verá que es mucho.
Perdón por el rollo, me he ido un poco del tema.
Por otra parte, ¿por qué es mejor una grabación a 24/48 que a 24/96 o 24/192? ¿Qué problema tienen los graves con altas frecuencias de muestreo?