¿CONTRA CIENCIA Y MAREA?
Los cuatro peritos designados por las partes para realizar los análisis científicos de los restos de explosivos del 11-M han enviado un escrito al presidente del tribunal en el que le informan de la presencia de nitroglicerina, nitrato amónico, dinitroglicol y dinitrotolueno en la muestra recogida en El Pozo, uno de los focos de las explosiones. La importancia de este descubrimiento es indudable y se deriva de que dos de los componentes detectados en la muestra –la nitroglicerina y el dinitrotolueno– no forman parte de la Goma 2 ECO –que, según la versión oficial fue lo que estalló en los trenes–, mientras que las cuatro sustancias sí se encuentran en el Titadyn. Este último tipo de explosivo es el que se incautó a los etarras de la caravana de la muerte detenidos en Cañaveras.
Para evitar malentendidos, lo primero que cabe decir es que el hallazgo de los peritos no presupone, ni mucho menos,
que ETA fuera la autora del 11-M. Otros grupos terroristas pudieron haber tenido acceso al
explosivo Titadyn, y también existen otro tipo de sustancias explosivas que incluyen los cuatro componentes detectados en los análisis cuantitativos.
La conclusión científica de la prueba pericial
no ofrece dudas, tal y como reflejan
los
cuatro peritos en su escrito. «El número de pruebas y la claridad con que aparece la nitroglicerina» en los ensayos «son razones más que suficientes en cualquier determinación analítica pericial como para diagnosticar su presencia». La virtualidad de este informe reside en su carácter estrictamente científico, ya que sus autores no avanzan ninguna conclusión sobre el tipo de explosivos utilizados por los terroristas del 11-M, lo cual corresponde al tribunal.
Sin embargo, ellos mismos advierten de «las especiales circunstancias de gravedad que concurren en este caso». A pesar de estas circunstancias, los otros
cuatro peritos designados por la Policía y la Guardia Civil se han negado a firmar un documento que, como hemos dicho y pueden comprobar nuestros lectores, está redactado en términos exclusivamente científicos.
La excusa que han esgrimido es que ellos únicamente rubrican documentos e informes oficiales y definitivos, solicitados expresamente por el tribunal. Una justificación que se cae por su propio peso, puesto que los cuatro firmaron dos informes preliminares que fueron remitidos al presidente del tribunal y que eran casi idénticos a éste.
¿Por qué entonces esta resistencia? Según publicamos hoy, la negativa de los peritos de la Policía y la Guardia Civil se debe a las «
sugerencias recibidas de sus superiores».
El
Ministerio del Interior estaría incurriendo en una responsabilidad muy grave,
si con estas presiones sobre sus funcionarios quisiera mantener la versión oficial no ya contra viento y marea, sino contra ciencia y marea. La sensación que se transmite desde el Gobierno es que se está obstruyendo la búsqueda de la verdad.
Las hipótesis que se puedan abrir camino con el descubrimiento de la nitroglicerina en uno de los focos de las explosiones, por terribles o increíbles que puedan ser,
no justifican que se den instrucciones a los peritos para no hacer su trabajo,
que consiste en un análisis científico sin extraer conclusiones. Veremos si cuando se entregue el informe definitivo se comportan como técnicos o como comisarios políticos encargados de velar por una verdad predeterminada.