pues yo empiezo a creer que todo
hay un momento para cada cosa, y tan ridículo y fuera de lugar es criticar hoy que a los romanos de hace dos mil años les gustase el circo y sus barbaries, como que a los hispanos de ahora se les vaya el ojo tras un macarra enjoyado puteando a un toro
no ha lugar, pasó la fecha, pasó el tiempo y pasó la broma
propicios