Ayer mismo hubo una corrida, buen momento para llenar la plaza con actos reivindicativos y para que los aficionados mostraran su "fuerza" como colectivo. Sin embargo, el resultado no llegó a un tercio del aforo de la Monumental.
Está claro que el espectáculo en Cataluña ya estaba moribundo, en parte por falta de afición y en parte porque el ambiente político no alentaba mucho a la asistencia a espectáculos tan "españolistas" como ese.