No tengo asomo de duda sobre la intención y oportunidad política detrás de la decisión de prohibir los toros.
Tampoco creo que en absoluto sus señorías concilien mejor el sueño o dejen de hacerlo por el signo de su voto al respecto de la cuestión taurina.
Pero que alguien me diga que decisión, en cualquier parlamento, autonómico, nacional o internacional ha sido tomada sin mediar atisbo de interés político.
Así que yo me quedo con que el porquero de Agamenón a veces puede hacer un bien aunque sea por error o por estupidez.
Por la misma razón, la capacidad de error o la estupidez, que son cualidades que compartimos (yo al menos, el primero) no creo que se deba pedir responsabilidad a alguien por padecer él mismo enfermedades producidas por su propia conducta... es muy fácil juzgar de forma errónea o estúpida, incluso para un señor juez que se gana la vida con ello.
Para los perjuicios que provoca la conducta en otros, incluídos los animales y la relación que tenemos con ellos, creo que sí que toca hilar más fino...políticos mediante, o más bien , cada uno personalmente.
Saludos.