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El veredicto final de Digital Foundry
Killzone 2 es un juego que superó las barreras de la tecnología para consolas, pero para algunas personas fue difícil conectar con la campaña individual. Merecía respeto como logro técnico, pero le faltaba inspiración a nivel de diseño para igualar lo que conseguía su increíble motor. Incluso elementos como el problema del lag en el control hacían pensar que se priorizaba lo técnico por encima de lo jugable. ¿Cómo si no podía obviarse una latencia por encima de los 200 milisegundos durante toda su producción?
Esta nueva secuela es una mejora significativa en todos sus aspectos importantes y una compra obligada para todo usuario de PlayStation 3. La campaña individual es divertida de principio a fin y nunca parece alargada de forma artificial. Las nuevas armas introducidas son bienvenidas, pero nunca se utilizan en exceso. Además, algunas de las secuencias del juego ofrecen una experiencia audiovisual que llevan a Killzone 3 más allá de su competencia: la larga y tensa lucha contra el MAWLR es especialmente espectacular.
Ha habido algunas críticas a la forma en que Killzone 3 pasa de ser una única campaña a una especie de serie de capítulos individuales, introduciendo una mayor variedad de escenarios pero haciendo que se parezca más a sus competidores.
La única queja que tenemos es que nos queda la sensación de que el diseño del juego no aprovecha todo el potencial de la tecnología. Por ejemplo, las muertes por entorno se limitan a barriles explosivos (o plantas), algo que parece anticuado para un juego tecnológicamente tan avanzado.
Desde un punto de vista técnico todos - o casi - los problemas de Killzone 2 se han solucionado o mejorado en gran medida: el frame-rate es generalmente más suave, y gracias a las mejoras que Guerrilla ha introducido en el control de entrada incluso cuando el rendimiento cae el juego se puede manejar a la perfección - algo que agradecerás especialmente en los modos cooperativo o 3D, donde el motor de render de Killzone 3 se explota al límite.
Tras jugar con él es difícil volver al sistema de control de Killzone 2: simplemente parece pesado en comparación. Aunque se ha tenido que sacrificar inercia en el control, el resultado favorece la rejugabilidad y para mucha gente mejorará significativamente la experiencia jugable.
Al igual que su predecesor, como demostración tecnológica de la potencia del hardware de Sony Killzone 3 es un trabajo impresionante. Pero lo que hace de este juego algo tan especial es que su núcleo jugable es igual de fuerte: en plena batalla nada se ve ni se juega igual. Para los usuarios de PS3, en definitiva, es una compra poco menos que obligada.