
Iniciado por
Albert Dirac
La mayor parte de los misiles que usa Hamás cuestan unos mil dólares la pieza, y se fabrican directamente en la franja. Luego, hay un número más pequeño de misiles algo más potentes, con mayor alcance y carga explosiva, que se han introducido de contrabando, pero tampoco es que se trate de armamento de una gran sofisticación.
Que la franja de Gaza sea pobre, es algo irremediable, dada la política que aplica la potencia ocupante, Israel.
Para que Israel puede alegar legítima defensa, los medios que utiliza para defenderse deben ser racionales y proporcionales a la agresión que la provoca. No parece que siga siendo el caso, en este episodio concreto. Además, dados los condicionantes en la franja, resulta casi imposible evitar grandes daños a la población civil, incluyendo niños, con los bombardeos.
Quiero recordar que los dos millones de musulmanes que viven y son ciudadanos de Israel no quieren saber nada de Hamas, tienen un partido y representación parlamentaria en el único país verdaderamente democrático de la región. Recordemos que Palestina jamás fueron un país, era una región Jordana de pueblos nómadas que los tuvieron tiesas con los jordanos. Un territorio que siempre fue un desierto hasta que empezó a domesticarlo Israel.
Obviamente, no siempre es fácil determinar cuando repeler la agresión producida es claramente desproporcionada. Este es un tema controvertido, ya que implica medir de alguna manera la proporción de los medios empleados por una y otra parte. Pero en el caso que nos ocupa, simplemente observando los daños causados y recibidos, se antoja que la intensidad de la respuesta israelí a la agresión de Hamás es difícil de justificar.
Por supuesto, Hamás es una organización radical, despreciable, parte del problema, y no de la solución. Son un desastre para sus propios compatriotas palestinos.
El conflicto palestino-israelí es un tema complejo, y con raíces profundas que se remontan a más de un siglo. No se va a solucionar ni mañana, ni pasado.
El matiz más novedoso de estos incidentes, no es el lanzamiento de cohetes desde Gaza, ni el bombardeo posterior de la franja en respuesta, sino los problemas dentro del propio Israel. Recordemos que unos dos millones de ciudadanos israelíes son de origen árabe, tienen derecho a voto, y en teoría disfrutan de los mismos derechos que los ciudadanos de origen judío.
En la práctica, no es exactamente así, y la situación se está caldeando, especialmente con las políticas de los sucesivos gobiernos de Netanyahu. Los choques entre judíos israelíes y árabes israelíes están aumentando, tanto en número como en intensidad, y existe un lógico temor a que la situación escale, y se vuelva ingobernable.
Los bombardeos de la franja cesarán más pronto que tarde, hasta la siguiente ronda, pero el peligro de una guerra civil, más o menos larvada, dentro de las fronteras israelíes, es el principal desafío en este momento concreto para Israel.