Yo creo que entiendo lo que es un gobierno, me da lo mismo de coalición, cohabitación o concentración y – fundamentalmente – lo veo como el sitio donde se acabaron las gilipolleces (por utilizar un término culto) y comienza el mundo real. La oposición es el universo donde todo es posible y los elefantes vuelan, todo el mundo es feliz, y la abundancia no tiene fin cuando se aplican las recetas adecuadas. Todo es posible en los zapatos del opositor. Por ejemplo, Rajoy llegó al gobierno con la promesa de bajar impuestos de forma radical, a los dos meses los subió, reconoció que no había dinero para poder cumplirlo y todos tan panchos y a otra cosa mariposa. Imagínate que hubiera dicho que no le dejaban el IBEX 33, el Vaticano o la Internacional Socialista. Yo me creo todo y lo admito todo, hasta que los votantes prefieran que les cuenten todo lo que hubieran hecho si los hubieran dejado a lo que han hecho de verdad. Hasta me he enterado últimamente de que cuando llegas al Gobierno no tienes el poder, lo que me hace preguntarme cual es la razón por la que se presentan a unas elecciones (¿?).
En lo de las nacionalizaciones y/o las intervenciones (que habría que descubrir que es lo que interpreta cada uno con eso) te doy la razón en una cosa, entre lo que diga Europa y lo que diga el Sr. Iglesias no tengo duda sobre a quién creer. En este caso en concreto no me creo a ninguno de los dos, ni a Iglesias ni a Europa, como ya dije anteriormente. Ese lenguaje pseudo-militar es una fanfarronada y si lo que se pretende es acabar con la pandemia mediante vacunas cuanto antes esto sería el camino opuesto. Quizás me confunda, pero si un Estado interviene o entra por la fuerza una empresa que tenga un mínimo de contenido tecnológico pasarían 10 años solo para saber como gestionar la cafetería. A lo más que puede aspirar es a suministrar lo que tengan en producción en ese momento y sanseacabó. Otra cosa diferente es que Europa o un país determinado opte por hacer una empresa farmacéutica pública desde cero o comprando empresas del sector. Estupendo y perfectamente legítimo, pero échale otros 10 a 20 años para empezar a recoger frutos.
Para que el estado sea competitivo lo primero que tendría que hacer es que ejerza la competencia real, cosa que no ocurre y cuando sucede suele perder. Eso es la competencia real, porque establecer mejores sistemas de control para actividades en las que no hay competencia real es como ponerle alas a los topos, interesante pero poco útil. El estado es un mamotreto que puede tener muchas virtudes desde un punto de vista social pero la agilidad, flexibilidad y adaptabilidad que demanda un mercado cambiante no es uno de ellos. De hecho cuando el estado quiere entrar en algún sector o industria lo hace a través de capital y/o accionariado, nunca lo verás en la parte ejecutiva salvo que ejerza de monopolio.
El que el sector privado tenga mejores controles es una responsabilidad del estado, no de las propias empresas. Si hay algo que justifica el papel del estado en el mercado es establecer las normas y regulaciones para que no se produzcan situaciones que alteren la justa competencia o que provoque distorsiones en forma de monopolios, oligopolios o mercados cautivos.
Eso que dices de la Gurtel y todo eso me parece un error conceptual, no tiene que ver con el estado. Una cosa es el Gobierno, los cargos públicos o los partidos y otra el Estado, salvo que quisieras decir que el dinero que se sustrajo o se malversó se empleo para reforzar la sanidad, la educación y todos esos servicios

. Me da en la nariz que no ibas en por ahí.
Saludos