Abogo porque el despido colectivo sea siempre la última solución. Y sí, a veces es necesario, y no cabe otra opción. Pero antes se deben explorar otras tales como reducciones de horario, quita voluntaria de parte del salario de todos los trabajadores, incluidos (especialmente) los directivos, congelación de dividendos,...
Lo que viene siendo normal en una economía social de mercado, como las que tenemos en buena parte de Europa. Y no en esa utopía neoliberal dónde algunos nos quieren llevar.
En cuanto al despido individual, creo firmemente que debe existir. Pero cualificado y protegido por los tribunales. De forma que si se declara improcedente, pues se pague por ese despido una cantidad razonable. La antigua regulación de 45 días por año trabajado, con un máximo de 42 mensualidades, me parecía una regla bastante equilibrada. Se la cargó el gobierno del PP, por cierto.