Bueno, para mi la cosa es que a mi cada vez me resulta más difícil diferenciar entre los nacionalistas radicales y las autoridades competentes de Cataluña pero supongo que será un problema de graduación óptica.
La realidad de la inmersión lingüística también es este caso y el de los que reclaman sus cuotas de inmersión en castellano en esa ceremonia que se asemeja a un “Seppuku” social. Es cierto que la intención de alcanzar una Cataluña bilingüe es muy loable y razonable, lo que se pone en cuestión son los métodos. Aunque todo parte de un acuerdo político entre diferentes formaciones políticas tampoco creo que represente a las preferencias de los ciudadanos, porque si hay algo que se está repitiendo en las encuestas que yo conozco al respecto es que el modelo actual no supera el 10% de los encuestados, siendo la favorita la trilingüe (con inglés) en proporciones equitativas sobre un 60%. Incluso la bilingüe proporcional 50/50 está por encima que la actual, sobre el 20%. Evidentemente son solo encuestas pero esa idea monolítica de que esto es lo que quieren todos los ciudadanos catalanes puede ser objetable.
En cualquier caso todo esto no dejan de ser fuegos artificiales porque al final lo que cuenta es cómo quieres emplear las cuestiones lingüísticas en cada región y con qué fines. Ahí cada uno hace sus lecturas y saca sus conclusiones, pero esto no está sucediendo en ninguna otra comunidad, al menos con esta virulencia.
Yo no creo que seas merecedor de un castigo tan cruel como para ser expuesto a un estudio jurídico del articulado de la ley de inmersión realizada por mi

, salvo que seas un adicto a la ficción especulativa radical en un contexto cómico.
Si que me parece intuir que cuando enfrentas derechos humanos que ya están más o menos consolidados como el de los niños a ser educados en su lengua materna resulte tan fácil salir indemne en un choque frontal, por mucha legislación nacional que puedas esgrimir.
Saludos