¿Canciones de segunda mano?, no tanto, casi mejor llamarlo canciones recalentadas, una deriva con tintes delictivos.
Uno de los casos más legendarios que agitaron la industria musical del pop dando lugar disputas legales titánicas que tuvieron consecuencias en el devenir de la industria.
El primero de ellos afecta la Creedence Clearwater Revival y más concretamente a John Fogerty. Un poco de contexto; Fantasy Records, un pequeño sello independiente de jazz de la Costa Oeste cuyo principal exponente comercial y artístico fue Dave Brubeck (junto al vibrafonista Carl Tjader) ficharon a un grupo de cuasi adolescentes en el 67 llamado The Gollowogs (que pasaron a cambiarse el nombre por Creedence Clearwater Revival) para pegarle un bocado al creciente negocio multimillonario de la música pop. Lo que son las cosas, resultó que además de contar con el talento descomunal de John Fogerty como compositor, cantante y líder resulta que llegaron a vender más discos que los mismísimos Beatles. Vamos, que se hincharon a ganar dinero financiando la expansión del sello mientras que le hicieron un contrato leonino a la banda en que las canciones eran propiedad del sello. La cosa se puso cada vez más tensa incluso dentro de la propia banda hasta que la deshicieron en el año 72 y Fogerty además se vio forzado a entregar otras 46 canciones a Fantasy Records, lo que en la práctica le relegó a una invisibilidad de unos 10 años en la que el sello editó estas canciones en varios discos algo irregulares (aunque con algunas perlas) hasta que en el año 85 cambió de compañía (Warner Bros) y lanzó el disco “Centerfield” con el que tuvo un tremendo éxito, tanto artístico como comercial. Entonces la Fantasy le demandó con uno de los argumentos más extraños (y en cierto modo lúcidos) que se han escuchado en este tipo de litigios, acusaban a Fogerty de autoplagiarse, en concreto en su canción “The Old Man Down the Road” la cual alegaban que era una copia de su “Run Through the Jungle” incluido en el disco de los 70 “Cosmos Factory”. Además el disco contenía dos canciones; “Zanz Kand Dance” y “Mr. Greed” que estaban claramente dirigidas a Saul Zaentz, el propietario de Fantasy Record que le valió otra demanda por difamación
Run Through the Jungle
The Old Man Down the Road
Esto se dirimió en una sentencia final en el año 1995 donde se desestimó la demanda de auto plagio a favor de Fogerty y se falló en contra de Fogerty en la de difamación, lo que obligó a cambiar el título y la letra de Zanz Kand Dance, pasando a llamarse desde entonces Vanz Kant Danz. Lo interesante de esto es que Fogerty demandó tras la sentencia a Fantasy por los costes judiciales que tuvo que afrontar para defenderse en un juicio que estaba motivado en argumentos falsos y con mala fe. Este caso tuvo mucha trascendencia jurídica porque hasta entonces para que te devolvieran los costes judiciales en que incurrían los demandados no se devolvían salvo que iniciaras un juicio para demostrar su mala fe, así que en 1994 el Tribunal Supremo dictaminó que una vez ganado el juicio por el demandado no era necesario demostrar la mala fe del demandante para recuperar estos gastos.
Además y fruto del afecto que habían desarrollado tras años de pleitos, Fogerty también pasó a demandar a Fantasy Records por el empleo fraudulento de los derechos de autor derivados de los temas de CCR.
Todo este follón duró hasta el año 2004, cuando Fantasy Records fue adquirida por otro sello llamado Concord Records. Los nuevos propietarios se reunieron con Fogerty y le devolvieron todos los derechos de autor y editoriales de sus canciones, tanto en solitario como con la CCR.
El corolario final es que tras la muerte de Saul Zaentz Fogerty publicó en sus perfiles de Internet la famosa canción de Vanz Kant Danz, en cuyo video se podía ver al tal “Vantz” bailando con unos cerdos.
Me ha quedado un mensaje mucho más espeso de lo habitual, pero reconozcamos que nos deja algunas grandes moralejas. La primera es que si quieres dedicarte a la música pop es muy recomendable estudiar derecho y no perder tiempo con el solfeo. Luego y lo realmente sustancial es que si el juicio de auto plagio lo hubiera perdido Fogerty, hubiera cambiado la faz de la música pop mundial en donde prácticamente la mayoría de sus artistas componen una sola canción y se dedican a recrearla con mayor o menor fortuna el resto de su carrera. O en una mirada más extrema las cárceles estarían abarrotadas de compositores culpables de reiteración criminal
Saludos



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. De vez en cuando sentarse delante de un piano que puedes aporrear con cierto sentido que tiene unos papelajos llenos de símbolos raros que son incomprensibles.