Deja, deja...

La chimenea en invierno es una gozada. Leer un libro o escuchar música relajante con un copazo y el fueguecito...

Lo que también da mucho trabajo, pero sarna con gusto...

Lo "bueno" es que muchas veces, cuando llegamos cansados, no la encendemos con leña, le ponemos un quemador de bioetanol y a tirar millas. Con ese sistema se genera poco calor, así que muchas veces no hará falta proteger la columna.